El Shibari (縛り, literalmente “atadura”) o Kinbaku (緊縛, literalmente “atadura tensa”) es un estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales.
Mientras que shibari define la acción, el kinbaku se refiere al arte del encordamiento. Es importante resaltar la diferencia de concepto entre el shibari japonés y los cordajes de orientación occidental (Bondage), que solo pretenden generalmente la inmovilización del sujeto atado. El arte del shibari no implica forzosamente la inmovilización y tiene también otros aspectos, como la calidad estética del conjunto cuerda-atamiento-sumisa o sumiso, el plano triangular formado por el maestro, la persona atada y el espectador (muy importante en la tradición japonesa) y tiene, además, muy en cuenta el efecto energético –negativo o positivo- sobre ciertos puntos del cuerpo de la persona entregada al maestro, relacionados con los meridianos energéticos del cuerpo humano según la tradicional medicina oriental. (Midori: The Seductive Art of Japanese Bondage, 2002)
Una atadura es un abrazo fuerte
¿Por qué resulta erótico inmovilizar o restringir el movimiento? Para la persona atada, el efecto es en parte físico: la presión de las cuerdas sobre puntos sensibles y zonas erógenas, el roce que puede ser suave o áspero según el tipo de cuerda… En una suspensión entra en juego la ingrávida sensación de volar y perder los referentes; en una atadura sobre tatami o una cama, el sentirse manejada, empujada, acariciada por las cuerdas. Los efectos psicológicos son potentisimos y a veces contradictorios: el chorro de adrenalina al sentirse indefenso y a la merced del atador, frente a la relajación y confianza de saberse en buenas manos y poder librarse de toda responsabilidad y vergüenza (“no puedo resistirme al placer que se me proporciona”). Como sostiene el propio Araki, atar fuertemente es abrazar… Las cuerdas se convierten en una extensión de los dedos del atador.
Breve Historia
Inventada como una técnica de sutil y muy codificada forma de tortura y apresamiento de prisioneros, que solo podía ser ejecutada y enseñada por un guerrero samurái, el shibari se construía por etapas, con una considerable atención a los tiempos: primero se inmoviliza el tronco, luego nalgas y vientre y finalmente se inmoviliza el cuerpo en su conjunto.
Erotismo y placer…
¿Y qué hace el atador cuando tiene a la “víctima” a su merced? ¿La azota? ¿La acaricia? ¿La fotografía? ¿Folla con ella? ¿Deja que vuele? ¿Le venda los ojos para que se aísle del mundo exterior y se cueza en su propia salsa? Pues todo, parte o nada de lo anterior, dependiendo de la relación existente entre ambos (tan ligera como atador/modelo fotográfico o tan profunda como pareja habitual). Cada tipo de interacción tendrá su propia energía artística y vital.
SUSPENSIÓN
Suspensión…
Desenmaraña cuerdas en un suelo frío e inmóvil, mientras tu mirada calienta mi cuerpo.
Expectativa desnuda es la mía postrada observando a tu lado como tus manos van ejecutando nudos, como esas manos en un rato entrelazan cuerdas y vestirán mi cuerpo frío otorgando el calor necesario que sabes que deseo y anhelo.
Desenmaraña la quimera de mis sueños, ejerciendo el fulgor de tu fuerza a cada cuerda que mides y deslizas en mí, mientras tu sonrisa perversa me susurra en la tranquilidad de la habitación.
Siento la fuerza postrada de una mujer que a los ojos de otros seria débil y a los tuyos es fuerte en mente, fuerte en sentir.
Mientras empiezas con el dominio de tus manos enlazas las cuerdas en el níveo cuerpo, rozando con sus hebras la suavidad de una piel que dejara marcada un rato después.
Anudas solo mi cuerpo, pues mi mente a cada nudo se libera volando a tu lado a ese sentir de dos almas la mía entregada la tuya posesiva.
Enmarañada en tus cuerdas mentales alzas mi cuerpo enredado. Sostengo mi alma al gancho que cuelga dando paso a una mayor sensación de vulnerabilidad y la inevitabilidad, otorgando mi capacidad de volar, allí donde mi mente entrego mi cuerpo, allí donde observa a este cuerpo sometido por tus propias manos.
Vuestra Bernice
Joooo Bernice k bonito y sensual lo explicas, la verdad k yo he practicado Shibari en tres ocasiones y la que ma ame gusto fue en suspensión…
Gracias por aportarme más.
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La suspensión es una gran sensación… Estoy contigo!!!!
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Qué interesante! Cuanta información! El Shibari parece muy relajante (a parte de toda la carga erótica)
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He visto con mis propios ojos como “vuelas”….maravilloso mi niña…
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Gracias preciosa 😘😘
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Que esperiencia tan provocadora, excitante de todos los sentidos, frío calor, mirar y sentirse mirado. Anheos de lo improvable que por fín llega su momento con la seguridad y tranquilidad de ambas partes, las dos tan perversas, tan entregadas al placer de la exaltación de los sentidos… ufff, lo estoy pensando, imaginando…
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Me alegro que transmita esas sensaciones el escrito… Para mí tan importante sentir, como transmitir. Un besazo!
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Igualmente. muy importante. lo has conseguido. olé.
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con tú permiso lo voy a rebloggear.
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Por supuesto, muchas gracias
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Gracias por compartir tu experiencia y hacerme participar de ellas y de tu podtt
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Gracas a ti, ❤️
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